Aproximación al Tomismo n

En su libro Theonas, Maritain recurre a una admirable metáfora cuando dice que el hecho externo fertiliza la inteligencia interna como la abeja fertiliza la flor. De todas formas, sobre este matrimonio, o como se lo quiera llamar, se edifica todo el sistema de santo Tomás: Dios hizo al hombre para que fuera capaz de entrar en contacto con la realidad, y lo que Dios ha unido que el hombre no lo separe.
     Y bien: es digno de notarse que esa es la única filosofía productiva. De casi todas las otras filosofías se puede decir con justicia que sus seguidores obran a pesar de ellas pues de lo contrario no obrarían. Ningún escéptico obra escépticamente, ningún fatalista obra fatalísticamente; todos obran bajo el principio de asumir lo que no es posible creer. Y así ningún materialista que piensa que su propia mente la forjaron a partir del barro y la sangre y la herencia, duda en algún momento de forjarse una mentalidad propia y ningún escéptico que cree que la verdad es subjetiva tiene duda alguna de tratarla como objetiva.
    Así pues, la obra de santo Tomás tiene una cualidad constructiva que está ausente en todos los sistemas cósmicos posteriores. Porque Tomás está construyendo la casa mientras los nuevos teóricos todavía se entretienen probando los peldaños de la escalera, demostrando la blandura de los ladrillos sin cocer, analizando químicamente el espíritu en la retorta y, en general, disputando sobre si podrán alguna vez fabricar herramientas que levantarán la casa. El Aquinate se adelanta a todos ellos por muchos eones intelectuales, por encima del sentido cronológico, con que decimos que alguien se adelantó a su época: va por delante de nosotros siglo y siglos. Porque el santo lanzó un puente sobre la duda primordial y más allá encontró la realidad y sobre ellas empezó a construir…

 Santo Tomás de Aquino. G.K. chesterton, Ed. Lumen

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