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Mostrando las entradas de febrero, 2012

Unas palabras sobre las alabanzas

¿Qué queremos decir cuando nos referimos a una pintura como “admirable”? evidentemente, no queremos decir que es admirada (aunque puede serlo), ya que miles de personas admiran obras malas y las buenas se pueden ignorar. Tampoco que merezca admiración en el sentido en el que un candidato merece una calificación alta por parte de los examinadores, pues no se comete una injusticia con un ser humano si no se le da un premio. El sentido en el que la obra “merece” o “reclama” admiración es más bien este: la admiración es la respuesta correcta o apropiada a ella; y que sino la admiramos, será que somos tontos, insensibles y grandes perdedores, pues nos habremos perdido de algo de valor. En ese sentido se puede decir de muchos objetos, tanto en la naturaleza como en el arte, que merecen, son dignos de, o reclaman admiración. (…) (…) nunca había advertido que todo placer deriva espontáneamente en alabanzas hasta que (a veces incluso) la timidez o el miedo a aburrir a otros nos hace reprimirla